sábado, 24 de enero de 2015

Crónica de un odio mortal I



Muchos conocéis las vidas de Romeo, chico brillante
 y de Julieta, mujer de belleza sin par.
Sin embargo, pocos sabéis el origen acongojante
del odio entre dos familias que a tantos llegó a matar.

Espero que les haya gustado. Mi verdadero nombre no importa, pero ustedes pueden llamarme Polinices, juglar de Verona. No soy especialmente habilidoso en mi arte, pero hago lo que puedo, deseándoles siempre el mayor entretenimiento posible y esperando no decepcionarles. En fin, como iba diciendo en mi pequeña estrofa, pensaba contarles el origen del odio entre dos conocidas familias, que posteriormente causó las muertes de los dos únicos miembros que sobrepusieron el amor al rencor. ¿He dicho los únicos? Perdónenme, pues he errado, ya que el comienzo de este odio se remonta a otra historia de amor, ocurrida 50 años antes de que los ahora difuntos jóvenes nacieran, cuando dos amigos, Marco Capulleto y Giovanni Montesco, charlaban en los jardines de Verona sobre sus asuntos...



(Acto I, Escena I: Jardines de Verona. En esena Marco y Giovanni.)

Marco: ¿Así que con Isabella, eh? Es una bonita chica, pero no de muy buena cuna, que digamos...

Giovanni: (Melancólico) Lo sé. Tendrá que resignarse a ser solo mi amante...

Giovanni Montesco
Marco: (Irónico) Y te quejas. Al menos a ti alguien te quiere, y has estado con muchas mujeres. Yo, sin embargo, sigo mas solo que la una, no voy a heredar gran cosa y, a veces... Bueno, me parece que el mundo está en mi contra.

Giovanni: Bueno, tu familia tiene mucho dinero, y aunque tu hermano Juliano sea el heredero, no creo que les importe que de vez en cuando gastes unos florines en un lupanar, si de verdad tantas ganas tienes de dejar de ser una beata monjita.

Marco Capulleto
Marco: Mira, Giovanni, no es sexo lo que busco, sino amor, el poder desahogarme en el regazo de alguien que me quiera, que me comprenda. Por eso necesito algo mas que una prostituta. Ojalá alguien se fije en mí... (Triste) Dime, ¿Tan feo soy?

Giovanni: (Risueño) Tranquilo, hombre; no es que seas feo. ¿Acaso no recuerdas todas aquellas veces que has agradado a las mujeres en las fiestas? Tarde o temprano se decidirán por ti, amigo.

Marco: (Decepcionado) Bah, era muy gracioso, pero luego se iban con otros...

Giovanni: (Preocupado) Y por eso has estado tan triste estos últimos meses, por eso tienes estos cambios de humor tan bruscos y, me atrevería a decir que por eso has adelgazado tanto. Me he estado fijando, Marco, apenas comes.

Marco: (Tajante) Ese no es tu problema.

Giovanni: (Le mira sorprendido)

Marco: (Arrepentido) Lo siento, amigo.  De verdad que agradezco que te preocupes tanto por mí, (suspira) pero necesito descansar, echarme un rato. Lo único que me falta ahora es otro fracaso, para rematar mis infortunios.

Giovanni: (Comprensivo) Lo entiendo, Marco. (Alegremente) Pero no creo que el destino, de existir, sea tan cruel. Ya verás como pronto te ocurre algo bueno.

Marco: (Desanimado) No se...   

(Llega un sirviente vestido con los colores de Capulleto).

Sirviente Capulleto: (Apurado) Señor Marco, venga rápido.

Marco: ¿Qué ha ocurrido?

S.C: Su hermano Juliano, señor. Ha resultado herido en la cacería, está muy grave.

Marco: (Sorprendido) ¡Mierda!

(Salen de escena.)

(Fin de escena I)





 
    




No hay comentarios:

Publicar un comentario